Buenas tardes,
¿Qué tal? Parece que el tiempo nos está dando una tregua y ya luce el sol, con días así ¡da gusto salir al patio!
Os dejo un cuento, de los que ya os hablé, para trabajar la educación en valores, en este caso la mentira. Una adaptación de un clásico, "Pedro y el lobo", ¿quién no lo conoce?.
El mentiroso.
Pascual, el pastorcillo, guardaba su rebaño en el monte y por los cerros del pueblo. Era un guasón de primera y también mentiroso.
Cierto día quiso gastar una broma a los labradores y se puso a gritar con todas sus fuerzas:
- ¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Que viene el lobo!
Los hombres, al oír tales gritos dejaron sus faenas y corrieron en ayuda del pastorcillo. Pero al llegar vieron que todo era una broma del muchacho.
Pasó el tiempo, y cuando Pascual creyó que los labradores se habían olvidado de la broma anterior, se puso a gritar otra vez a pleno pulmón:
- ¡el lobo! ¡El lobo! ¡Que se come las ovejas!
Los labradores temieron por su ganado. Se armaron de palos y acudieron de nuevo en su auxilio. Y por segunda vez fueron burlados por el alegre pastorcillo.
Pero he aquí que un día llegó de verdad el lobo. Pascual volvió a gritar. Pidió auxilio a los labradores. Estos, cansados de tanta broma, no hicieron caso. El pastorcillo gritaba y lloraba desconsolado.
La fiera se metió entre el rebaño y se llevó a una de las ovejas. Las demás se dispersaron por el campo. Trabajo tuvo el pastorcillo para reunirlas de nuevo.
Cuando los labradores se enteraron de lo sucedido se pusieron furiosos. Llamaron a Pascual, le castigaron severamente y poco faltó para que no perdiera el empleo.
Y así aprendió que a los mentirosos no se les cree nunca, incluso cuando dice la verdad.
Espero que os haya gustado.
Un abrazo,
Nos vemos por la vida. R.
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